Hay flores privilegiadas por su especie o por estar en un patio, balcón o jardín, porque tienen quien se ocupe de ellas y de alguna forma su corta vida está más protegida.
Pero otras, como éstas de la imagen, son silvestres y nadie las cuida: son flores del campo. Están a merced de las condiciones naturales pero, si se contemplan despacio y con atención, ofrecen una belleza natural que no necesita adornos y que lucen en su sencillez.
Y es nuestra mirada la única que establece las diferencias y las valoraciones...
Pero otras, como éstas de la imagen, son silvestres y nadie las cuida: son flores del campo. Están a merced de las condiciones naturales pero, si se contemplan despacio y con atención, ofrecen una belleza natural que no necesita adornos y que lucen en su sencillez.
Y es nuestra mirada la única que establece las diferencias y las valoraciones...
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